Por Yennifer Muñoz, directora del Jardín Infantil y Sala Cuna Bernarda Morin.
“Cuán noble, cuán elevada es la misión de la mujer amante y laboriosa’’.
Madre Bernarda Morin
Se anuncia en las noticias el retorno a la fase dos de la comuna de Limache y es inevitable volver a los quehaceres presenciales del jardín infantil y prepararnos para abrir nuevamente las aulas. El recibimiento fue como un balde de agua fría, ya que el frontis del jardín estaba lleno de escombros y basuras dejadas por vecinos, aprovechándose de la ausencia del equipo en las dependencias. Esto causó gran molestia y varios comentarios negativos. Pensábamos cómo y con quién realizar la gestión para pedir la limpieza del lugar. A la vez, estábamos tristes por la poca conciencia ecológica y medio ambiental de nuestros vecinos. Sin duda deberemos trabajar en red con ellos mismos para que la situación no se vuelva a repetir a futuro.
Pasaron por lo menos tres días en que el equipo se lamentaba de lo sucio que estaba el lugar, por otra parte, como directora me encontraba realizando las gestiones con la Municipalidad de Limache para poder limpiar junto a ellos los desperdicios, pero era algo que demoraría tiempo. Una de las técnicos de educación parvularia comenzó por su cuenta a limpiar y ordenar el lugar. Poco a poco se comenzaron a sumar más del equipo hasta que sin darnos cuentas éramos la mayoría trabajando para ver el jardín más hermoso y sin desperdicios.
Trabajando junto a ellas se dio un momento mágico, conversábamos de cotidianidades, de nuestros hijos, del sacrificio de ser madres y un sinfín de temas, recordamos tiempos pasados, nos reímos, recordamos a nuestros niños y niñas inquietas y por sobre todo nos sentimos felices por estar aportando con un granito de arena y ver nuestro jardín infantil más hermoso y sin peligro. De ese hermoso momento rescato todo lo que significa ser mujer trabajadora en estos tiempos, ya que es un gran desafío. Muchas veces los roles y tareas nos sobrepasan y tenemos que dejar a nuestros hijos al cuidado de otros adultos, para así poder cumplir con nuestro rol profesional docente. Eso ya es dar amor y entrega.
Las mujeres somos inspiración, Dios nos concedió el don de la vida y con ella nos dio fortaleza para defenderla, sabiduría para nutrirla y tesón para salir adelante. De ahí sacamos nuestra fortaleza. Damos amor al trabajar en estos tiempos de pandemia, damos amor al preocuparnos por la infancia en estos tiempos de crisis, damos amor a nuestro trabajo y eso dignifica y enriquece profundamente nuestra labor. Ya lo dice la Sierva de Dios Madre Bernarda Morin: “Cuán noble, cuán elevada es la misión de la mujer amante y laboriosa’’.
Estas palabras las dedico al equipo del Jardín Infantil Bernarda Morin, muchas gracias a todas aquellas nobles mujeres laboriosas que entregan lo mejor de sí cada día en esta institución.
